Este escrito representa un estudio profundo y detallado de nuestro trayecto dentro del campo de la docencia, haciendo una retrospectiva, analizando nuestros errores y reconociendo lo bien realizado, compartiendo las experiencias e incorporando nuevas.
Mi mayor motivaciòn-Mis alumnos IC-GENERACIÓN 2010 |
Estudié la carrera de Ingeniería Química en la Facultad de Ingeniería Química campus Xalapa de la Universidad Veracruzana entre 1989 y 1994. Posteriormente realicé una especialidad en Control de Calidad de un año en la misma universidad. Para el año 2002, mi mamá trabajaba en la preparatoria Artículo 3° de la cd. de Xalapa, y andaba tramitando su jubilación para posteriormente otorgarme su plaza. En lo que se realizaba el proceso de jubilación, tengo mi primer contacto con la docencia, al cubrir un interinato de 2 meses en el Artículo 3° impartiendo la materia de Química I. En febrero del 2003, finaliza el proceso de jubilación de mi mamá y entro de lleno al campo de la docencia. Mi destino laboral era incierto, ya que dependiendo de mi perfil y de las necesidades docentes de las escuelas es como me colocarían en una Institución. Surge la necesidad de un docente en el bachilleres Ricardo Flores Magón de la cd. de Xalapa, de la cuál egresé en 1988, acudo a la entrevista con la Directora en ese entonces, la cual había sido compañera de generación en ese mismo bachiller; esto de alguna manera influye para que se me abrieran las puertas para laborar en esa escuela.
Recuerdo que en ese momento me invadían una serie de sentimientos encontrados, por un lado alegría, mi primer trabajo estable, la emoción de laborar en la Institución de la cual egresé hace muchos años, por otro nerviosismo, trabajar en la Institución que goza de gran prestigio y reconocimiento a nivel estatal (la no. 1) y nacional, aunado a mi poca experiencia docente y a la vez el hecho de llenar los zapatos de los Non Plus Ultra en la Química , los Químicos Morales, los maestros Arturo y Jesús Morales, y si por si fuera poco, solo quedaban 2 semanas para inicio de semestre, y sin guía temática ni criterios de evaluación, además de tener que volver a repasar los temas, porque después de tanto tiempo (9 años) se olvidan los temas. Definitivamente el panorama era nada halagador, implicaba un gran reto y esfuerzo. Ese primer año laboral ha representado en mi vida como profesional el mas fuerte de mi vida. La verdad es que abrirme paso en esa Institución como docente fijo no ha sido fácil.
Recuerdo que para prepararme tuve que asistir a las sesiones de la Olimpiada de Química, además de estar como maestro adjunto al acudir a las clases que mis compañeros de semestres avanzados impartían. Es por ello, que es motivo de satisfacción y orgullo los frutos obtenidos durante estos 10 años que tengo de experiencia como docente.
Durante este camino, el primer año se caracterizo por salir avante en el desarrollo de mis clases, meta que creo logre superar, el segundo y tercer año fueron de mejorar mi desempeño como docente sobretodo en la cuestión de dominar la temática de la asignatura que imparto, pero en los siguientes años pienso que he entrado en un bache rutinario en la cuestión de desarrollo y dominio de los temas en lo que concierne a mi materia. Si quiero crear un mayor interés en mis alumnos, que tengan un nuevo panorama de lo que puede representar la Química en sus vidas y si deseo formar nuevos educandos con valores y habilidades que les permitan poder desenvolverse en su entorno, definitivamente necesito un cambio para alcanzar estos objetivos. Si a esto le sumamos que por mi perfil como Ingeniero Químico carezco de las herramientas psicopedagógicas y de comunicación que uno como docente necesita, mal haría en estacarme como docente, ser humano e inclusive como padre de familia.
Estoy conciente que en nuestro inicio todos pagamos el precio del maestro novato, pero definitivamente tengo que reconocer que para alcanzar el reto de convertirme en “Un Maestro de Humanidad” el trayecto es todavía largo. Me pregunto, a que maestro no le gustaría poder hacer tocar el cielo a sus alumnos mediante el desarrollo de una clase (pensar y sentir) o despertar en ellos la inquietud por llenarse de conocimiento que le permita conocerse a sí mismo y a su entorno.
Hay que entender que para ser un “maestro de humanidad” se requiere recorrer todo un camino que exige todo un proceso de reconversión donde la renovación pedagógica es una parte clave, así como la construcción de nuestra identidad profesional tras consolidar un repertorio pedagógico y tras un periodo de especialización. De igual manera comprender que la esencia del trabajo del profesor es estar al servicio del aprendizaje de los alumnos y que un profesor es un intermediario entre la ciencia y los alumnos, que necesita dominar las técnicas básicas de la comunicación.
La dinámica bajo la que se trabajó en este módulo permitió mediante la retroalimentación reconocer mis errores pero también darme cuenta que entre los docentes compartimos estrategias, formas de trabajar, herramientas didácticas que son congruentes con la filosofía de la nueva reforma.
Las satisfacciones han sido más que las desavenencias, el hecho de haber conocido a excelentes personas y estudiantes que representarán el futuro de México. El hecho de convivir con jóvenes a uno mismo lo motiva a seguir adelante, ya que cuento con un hijo de 5 años y trato de educarlos a ellos como quisiera que educaran a mi hijo. Año con año, he tratado de aportar algo nuevo a mi cátedra y creo que he tenido un crecimiento progresivo. Sin embargo, el reto inmediato radica en continuar preparándome para no verme rebasado por esta nueva Reforma Integral. Es por ello que sigo con mucho mas entusiasmo en esta profesión tan bonita y reconfortante.
Saludos cordiales a todos.